Hoy quiero hablaros del desarrollo personal y de las formidables ventajas que nos aporta. Me encantaría que fuerais conscientes, como yo, de lo maravillosa que puede resultar la vida cuando cultivamos y hacemos crecer nuestro interior. Permitidme que para ello utilice un tono mucho más personal y, en esta ocasión, me ponga como ejemplo.

Qué me ha aportado el desarrollo personal

Con 10 años ya escuchaba a mis padres hablar de filosofía, de espiritualidad o de desarrollo personal. Sin embargo, no empecé a leer sobre estos temas hasta que cumplí los 15, cuando mi madre me regaló mi primer libro de autoayuda. Desde ese momento mi hambre de conocimiento no ha dejado de crecer: libros, cursos, talleres, seminarios, etc.

Años más tarde comencé mi formación en PNL. Gracias a ella comencé a comprender la mente y su funcionamiento. Al amparo de esta disciplina he desarrollado una formidable habilidad para manejar mis pensamientos y mis emociones; he aumentado mi capacidad para gestionar los conflictos; y he ampliado mi entendimiento de la experiencia de las personas a nivel subjetivo. Si lo quisiera resumir en una frase podría decir que la PNL me ofreció una nueva forma de relacionarme con el mundo.

mujer triste

La carrera de Psicología que cursé con posterioridad me permitió ampliar mis horizontes sobre los límites del ser humano y su psique. Además de aprender a analizar o diagnosticar a las personas, descubrí cómo influyen las emociones en nuestra manera de comportarnos o cómo funcionamos los individuos a nivel grupal y la sutileza con la que la sociedad en la que vivimos altera nuestra forma de pensar.

Todos estos conocimientos me han permitido entender muy claramente cómo funciona la cabeza de las personas. Es muy revelador darse cuenta de cómo nuestra mente es capaz de limitar o de potenciar nuestra vida a cada paso que damos. Comprender los mecanismos que la rigen posibilita llevar una existencia más agradable porque nos permite disfrutar enormemente de cualquier experiencia y, por consiguiente, hace posible que le podamos sacar mucho más jugo a nuestras vidas.

El desarrollo personal me ha aportado múltiples beneficios, todos ellos muy tangibles. Gracias a él he conseguido afrontar satisfactoriamente las consecuencias del accidente que me dejó postrado en una silla de ruedas; he mejorado mi autoestima, superando un profundo complejo de inferioridad que padecía; y he ampliado el horizonte de mis relaciones personales, las cuales son mucho más enriquecedoras ahora.

En el ámbito profesional el desarrollo personal también me ha servido para ayudar a las personas a ser más felices. He perdido la cuenta de cuánta gente disfruta de una vida más plena —o de cuántos han conseguido alcanzar sus metas— merced al trabajo conjunto que hemos realizado. Me encanta pensar que gracias a que un día me ayudé a mí mismo, hoy puedo ayudar a otras personas.

padre e hijo caminando

Cultivar mi interior me ha proporcionado, por así decirlo, la capacidad de surfear la vida. Hoy por hoy me sigo cabreando, entristeciendo, frustrando, quejando por aquello que me gustaría que fuera diferente, etc. pero ahora ninguna de estas sensaciones son tan intensas ni tan dolorosas como antes. Es más, he aprendido a cambiar el significado de las situaciones más complicadas y transformar los sentimientos que generan en otros que me enriquecen y me permiten seguir creciendo. El desarrollo personal me ha acercado a esa sensación de felicidad y plenitud que subyace por debajo de todos los pensamientos, objetivos, deseos o necesidades que acaparan nuestro día a día. Una serenidad que nace de lo más hondo de mí, de mi naturaleza más profunda, y que me hace sentir que la autorrealización se encuentra muy cerca.

Un día llegué a una difícil encrucijada: seguir como estaba o comenzar a ser humilde conmigo mismo, empezar a admitir mis fallos y abandonar la lucha por llevar siempre la razón. Aquél ejercicio de responsabilidad marcó uno de los puntos de inflexión más importantes de mi vida. Me permitió dar el primer paso del camino que me ha llevado hasta donde estoy. Al contrario de lo que pudiera parecer, ser humilde no me hizo ser más débil sino todo lo contrario. La humildad favorece que analicemos nuestros comportamientos revelando aquellos que nos perjudican. Si apelamos a nuestra responsabilidad para asumirlos y cambiarlos, estaremos propiciando unos resultados más satisfactorios en el futuro que, invariablemente, mejorarán nuestras vidas. Así pues, el día en que decidí ser humilde me convertí en un ser consciente y capaz, una persona con la habilidad de luchar por sus sueños y hacerlos realidad.

Para qué sirve el desarrollo personal

El desarrollo personal nos permite rechazar el derrotismo que nos empuja a creer que hay que aceptar la vida tal y como viene. Como vimos en nuestro artículo «Gestiona tus emociones y sonríe al mundo cuando quieras» es sencillo manejar nuestros sentimientos cuando sabemos cómo hacerlo.

Una persona que ha cultivado su interior puede mirar el mundo con otros ojos. Sabe que los problemas no son dramas insalvables sino experiencias circunstanciales que pueden ser superadas. El desarrollo personal, en definitiva, nos abre las puertas a los estados del bienestar y la plenitud; y nos enseña algo tan básico —y alentador— como que cada paso en la vida debe ser enriquecedor y, sobre todo, disfrutado.

Kenneth Iversjo Diaz
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