Todos aspiramos a una vida mejor, pero en muchas ocasiones existen aspectos de nuestro comportamiento que nos limitan. Es una verdadera lástima menospreciar estos déficits y seguir adelante como si no pasara nada porque, en muchos casos, nuestra felicidad está en juego.
Como ya vimos en el artículo «10 conductas autodestructivas que arruinan tu vida», si no ponemos de nuestra parte y nos empeñamos en ignorar a la vocecilla interior que trata de guiar nuestro camino, estas carencias nos acompañarán para siempre y nunca podremos disfrutar de la vida que nos merecemos.
Poner en práctica los siguientes consejos nos permitirá abrir un canal directo y sincero con nuestra voz interior. De este modo sabremos qué partes de nuestro desarrollo interior debemos trabajar para disfrutar de una vida mejor.
1. Somos más que un cuerpo
Nos guste más o nos guste menos todos vivimos en un cuerpo que nos permite relacionarnos con el mundo que nos rodea. Si bien es cierto que sus necesidades —hambre, cansancio, desajustes en el sistema hormonal, dolores, etc.— nos van a influir, a condicionar o, incluso, a limitar en muchos aspectos de nuestra vida, debemos tener claro que nosotros somos mucho más. Aunque ese cuerpo es lo único que nos va a acompañar durante toda nuestra vida, sus necesidades o carencias no son las nuestras. Debemos aprender a escuchar a nuestro cuerpo y a gestionar sus necesidades —según nos convenga— para que éstas no obstaculicen nuestro camino.

2. La vida como escuela
Es muy importante que exprimamos al máximo el tiempo que pasamos en la «escuela de la vida» y aprendamos todo lo que podamos de sus maestros. Cada incidente, obstáculo o persona con la que nos cruzamos nos ofrecen una lección para seguir creciendo. Además, debemos aprovechar que las enseñanzas de esta escuela están pensadas expresamente para nosotros porque todas sus lecciones están relacionadas con nuestros miedos, nuestras limitaciones o nuestras fijezas.
Esta escuela nos ayuda a mejorar planteándonos continuamente nuevos retos. Situaciones en las que nos vemos obligados a afrontar nuestras debilidades para poder superarlas. Como cuando una persona tímida se enfrenta al desafío de coordinar un equipo de trabajo tras un ascenso en la empresa o como cuando, esa misma persona, se ve obligada a hablar delante de decenas de personas al tener que sustituir a su jefe en una ponencia.
3. Paso a paso
Las lecciones que nos imparte la «escuela de la vida» son sencillas, somos nosotros los que nos encargamos de aumentar su complejidad al seguir adelante sin haber asimilado las enseñanzas más básicas. Pensemos, por ejemplo, en una persona que nunca opone resistencia a los deseos de su pareja. Su docilidad es tan grande que, en muchos casos, siente que están abusando de ella. Si esta persona no corrige su comportamiento sumiso, cuando llegue el momento de empezar una nueva relación, tendrá que hacerlo encarando un doble reto: afrontar los conflictos internos que le genera su docilidad y convivir con el dolor y el rencor de sentir que en el pasado han abusado de ella por esta causa.

4. Los fracasos forman parte del proceso
Debemos tomarnos los errores como resultados, porque en cualquier proceso de aprendizaje son tan importantes como los éxitos. Vivir es experimentar, es decir, recorrer un camino de final incierto. Unas veces acertaremos con la ruta y en otras será preciso dar la vuelta y buscar una nueva senda. En uno y en otro caso el aprendizaje está asegurado. Nunca debemos interpretar un fracaso como un stop. Los errores, sencillamente, son piezas de información que es preciso corregir para poder alcanzar nuestros objetivos.
5. Aprender es poner en práctica lo que sabes
Podemos decir que hemos aprendido una lección cuando, gracias a ella, se produce un cambio en nuestra conducta. Cualquier aprendizaje sobre nosotros implica el conocimiento de nuevos datos o informaciones de lo que nos sucede. Sin embargo, no podemos decir que hemos aprendido realmente algo si no somos capaces de aplicar esos conocimientos y trasladarlos a cambios en nuestra manera de actuar. Y recuerda: siempre es mejor empezar a cambiar algo, por pequeño que sea, que dejar que las cosas sigan tal y como están.
6. Aquí, ahora, yo mismo
¿Cuántas veces hemos pensado que el jardín de nuestro vecino es más verde que el nuestro? Cuando no nos encontramos bien es habitual que desviemos la mirada del aquí, del ahora o de nosotros mismos. Tendemos a engrandecer lo que vemos fuera y nos convencemos de que la solución a nuestro sufrimiento se encuentra al otro lado. Pero actuando de esta manera sólo conseguimos engañarnos porque el «allí» es un mero espejismo. Hasta tal punto es así, que cuando conseguimos llegar a ese punto lejano y el «allí» se convierte en «aquí», nuestro malestar continúa. Es entonces cuando nos sorprendemos volviendo a mirar al otro lado buscando un remedio —un nuevo coche, una nueva relación, una nueva afición, etc.— que mitigue nuestro pesar. No nos damos cuenta de que la solución a cualquier malestar siempre ha de salir de dentro.

7. El mundo como reflejo de uno mismo
Si comprendemos la frase «cuando Pepe habla de Juan, habla más de Pepe que de Juan», entenderemos muy bien la esencia de este punto. Las personas vemos a través de los filtros de nuestros propios mapas mentales, es decir, sólo entendemos el mundo que somos capaces de relacionar con nuestros propios esquemas. Sabiendo esto y emprendiendo el camino inverso, podemos mirar al mundo para descubrir muchas cosas sobre nosotros mismos. Todo aquello que nos llame la atención destacará sobre el resto porque estará relacionado con alguna creencia, valor o aprendizaje propio. Si no fuera así, no habríamos puesto el foco sobre ello. A partir de lo que vemos fuera, podemos conocernos por dentro.
8. Dirige tu vida u otros la dirigirán por ti
Aunque a veces nos pueda parecer lo contrario, siempre somos los responsables de nuestra vida. Como protagonistas que somos de nuestra existencia, nuestra primera tarea debería ser la de elegir nuestro camino con conciencia y responsabilidad. Un trabajo difícil que implica no poner excusas o culpar a terceros por nuestras propias incapacidades, sino afrontar nuestras debilidades y asumir el reto de superarlas. Una persona consciente y responsable nunca achacaría su bajo nivel intelectual a la muerte de su padre y a la obligación que tuvo de comenzar a trabajar de muy joven para sacar a su familia adelante. En su lugar, y abandonando toda conformidad, buscaría la manera de compaginar trabajo y estudios para no sentirse un analfabeto.
9. Nosotros trazamos el camino
Dejando a un lado ciertos acontecimientos casi mágicos, nuestro inconsciente propicia las experiencias y las personas con las que nos vamos encontrando. Por lo tanto, todo lo que nos sucede en la vida es un mero reflejo de nuestro interior. Si sentimos que algún aspecto de nuestra experiencia no encaja con nuestras aspiraciones, debemos realizar los cambios oportunos para que nuestra vida se dirija hacia el lugar al cual queremos llegar.

10. No existe lo bueno o lo malo, porque de todo se aprende
No debemos caer en el error de hacer valoraciones del tipo bueno/malo o correcto/incorrecto. Cualquier acción que emprendemos o decisión que tomamos genera unas consecuencias que pueden resultarnos potenciadoras o limitantes. Lo bueno es que, en ambos casos, podemos sacar algún partido. Tanto si somos capaces de fomentar los comportamientos que generan efectos potenciadores en nuestra vida, como si logramos modificar los que nos limitan con sus resultados, estaremos mejorando nuestra existencia.
Conclusiones
Todos los consejos anteriores se pueden resumir en uno sólo: escucha a tu yo interior. Esa voz es la mejor brújula que podrás encontar para guiar tu camino. Gracias ella sabremos hacia dónde dirigirnos y de qué debemos alejarnos si queremos alcanzar una vida mejor.
Podemos medir el grado de felicidad de cualquier persona en función de su nivel de confianza en sí misma. Una persona que confía en sí misma es capaz de escuchar con más claridad a su corazón para saber lo que éste le pide. Y ya hemos visto que las verdaderas respuestas, aquellas que nos permiten disfrutar de una vida plena, se encuentran dentro de nosotros. Escúchate, confía y actúa según los dictámenes de tu voz interior. Es lo único que necesitas para ser feliz y el primer paso para disfrutar de una vida mejor.