Un gran amigo y maestro me habló de estas 15 reglas hace tiempo. A lo largo de los años las he puesto en práctica muchas veces y he podido comprobar su validez y solvencia. Seguir estos consejos me ha permitido alcanzar una vida infinitamente más libre y plena.
Gracias a ellos he transformado en oportunidades un gran número de obstáculos que me han salido al paso y descubierto que hay una respuesta afirmativa a la pregunta que más me repetía tras el accidente que me dejó postrado en una silla de ruedas: ¿voy a poder ser feliz en esta situación? Te invito a que los pongas en práctica y descubras su potencial. No tienes nada que perder pero sí mucho que ganar.
- El pensamiento como destino. Tu programación mental determina todo lo que ocurre a tu alrededor, es decir, tiendes a crear lo que tu mente piensa que puedes crear. Dicho de otra manera, una persona torpe sólo cometerá torpezas porque está convencida de que es lo único a lo que puede aspirar. Por esta razón es imprescindible dominar los mecanismos y funciones que rigen tu mente. Ella puede controlarte, es más, está habituada a hacerlo, por eso es tan importante saber gestionarla.
- La fuerza del río radica en su constancia. El pensamiento es tanto más poderoso cuanto más frecuente es. Por esta razón es de vital importancia cambiar los pensamientos limitantes o de resistencia por otros de tipo potenciador que nos ayuden a crecer y a desarrollarnos.
- Sólo hay un trazado posible entre una flecha lanzada y su objetivo. La intención es el impulso que convierte el camino hacia cualquier meta en una línea recta. Cuando comprendes y manejas tu mente, cuando tienes claro lo que quieres, cuando eliminas todas las curvas del camino, incrementas las opciones de alcanzar tus objetivos. Confía en tu intención y trabaja por tus metas dejando a un lado todo lo que puede malograr tu camino.
- Lo que se resiste, persiste. Cuando nos centramos en luchar contra una condición indeseada, ésta coge fuerza y nos atormenta con mayor intesidad. Es preciso centrar todas nuestras energías en superar lo que nos aflige en lugar de quejarnos o de justificar lo incómodo que nos resulta. En otras palabras, hay que preocuparse menos por el malestar y ocuparse más por superarlo.
- El miedo es el mayor depredador de sueños. Las dudas, los temores, las incertidumbres, los peros y los quizás son obstáculos que nosotros mismos colocamos en nuestro camino para coartar nuestra libertad. Estos pensamientos limitantes no surgen de la nada, aparecen a posteriori ligados a otro impulso, primario y potenciador, del cual se alimentan: se duda sobre algo, se teme que suceda alguna cosa; uno siente desasosiego por si una descgracia nos priva de algo, etc. Cuando nos demos cuenta de que nuestro pensamiento se ha vuelto limitante, debemos detenernos y buscar el impulso primario original que está siendo devorado por estas contrariedades y liberarlo. Sólo así podremos materializarlo.

- El poder de las imágenes mentales. Visualizar mentalmente un resultado refuerza su poder. Cuanto más real es esa imagen mental, es decir, cuantos más detalles somos capaces de añadir para enriquecerla —sonidos, sensaciones, movimientos, etc.—, más fácil resulta hacerla realidad.
- El lamento alimenta al monstruo. Quejarnos de lo que nos pasa o de cómo nos encontramos sólo sirve para que una determinada situación se vuelva más persistente. Ser capaz de aceptar lo que ocurre es el punto de partida para empezar a gestionar ese estado y la única manera de superarlo.
- Definir y consensuar las metas incrementa nuestro bienestar. Resulta tanto más sencillo conseguir cualquier objetivo cuanto más definido lo tenemos y cuanta más gente está de acuerdo con él. A medida que aumentan las personas que nos ayudan a que alcancemos una meta, más armonía se genera en nuestro entorno cercano y más fácil resulta la consecución del objetivo. La suma de los distintos esfuerzos, tanto si son directos como si son indirectos, impulsa nuestro camino.
- Vivir el presente facilita el futuro. Pasarse el día pensando en lo que deseamos nos sitúa permanentemente en el futuro. El problema de ignorar el presente es que perdemos la oportunidad de actuar sobre él y, por lo tanto, de modificarlo para establecer las condiciones que favorezcan nuestros anhelos futuros. Si queremoss materializar nuestros sueños debemos trabajar desde ya para conseguirlos.
- La fragancia de una flor no se encuentra ni el fruto, ni en la semilla de la que procede. Todo en la vida tiene un tiempo de maduración antes de que esté listo, las cosas llegan cuando tienen que llegar. La impaciencia convierte cualquier acción en un proceso incómodo, tanto que muchas veces llega a bloquearlo. Pensemos cómo llenamos mejor una botella de agua vacía, ¿bajo el chorro constante de un grifo o situándola al pie de una impetuosa cascada? Cuando afrontas cualquier proyecto con paciencia el proceso se vuelve más fluido y armónico, se agiliza.

- Cultiva la intuición. Al igual que las experiencias previas, la razón y las señales de nuestro alrededor nos sirven como brújula para recorrer nuestro camino, la intución es un elemento más a tener en cuenta en cualquier toma de decisiones. Debemos confiar en ella y seguir sus consejos porque, en numerosas ocasiones, nos da las claves para librarnos de muchos problemas.
- Respeta al prójimo. La mente es una herramienta y un arma muy poderosa. Si aspiramos a vivir una vida más armoniosa es necesario evitar utilizar la fuerza de nuestro pensamiento contra otras personas. Ni siquiera debemos hacerlo para conseguir que alguien haga algo que no quiere aún cuando sepamos que le va a venir bien. Es preciso darse cuenta de que, aunque consigamos ayudarlo, habremos anulado su voluntad y su libertad. Debemos utilizar nuestro poder de pensamiento solamente si nos piden ayuda porque así se aunan intenciones y esfuerzos. Si avanzamos teniendo en cuenta a las personas que nos rodean, nuestro camino vital resultará mucho más fluido y pleno.
- Tu propio peor enemigo. Cuando nuestra voluntad y nuestros actos discurren por caminos opuestos, debemos encontrar y modificar la conducta que nos empuja a comportarnos de manera indeseada. Si no lo hacemos, esa programación mental seguirá actuando en nuestra contra e impedirá que materialicemos nuestros deseos.
- Sonríe a la vida. El estrés nos sitúa en un estado de susceptibilidad continua que nos impulsa a reaccionar ante cualquier problema, luchando contra él en vez de trabajar para superarlo. Sin embargo, si somos capaces de vivir libres de preocupaciones, de manera tranquila y relajada, favoreceremos nuestros pensamientos potenciadores y aumentaremos nuestra energía vital, unas aptitudes que nos permitirán afrontar y sobreponernos a cualquier problema.
- Todo gran viaje comienza por un primer paso. En muchas ocasiones nos sentimos tan abrumados por los problemas que nos resulta imposible afrontarlos y tendemos a ignorarlos. Sin embargo, debemos comprender que no podemos volar por encima de la tormenta si antes no hemos soltado todo el lastre. Es preciso afrontar los problemas, aunque no consigamos superar todas sus limitaciones de golpe, porque cualquier pequeño progreso siempre nos va a permitir volar un poco más alto.
Estos 15 consejos no son los únicos que te ayudarán a alcanzar una existencia más consciente y plena, pero sí los más importantes. Encierran una gran sabiduría y suponen el primer paso a dar para materializar el futuro que tanto ansías y mereces. Aplica estas pautas si crees que tu vida aún tiene margen de mejora y ten la valentía de elegir cómo será tu futuro a partir de ahora.